La mañana siguiente tenía unas ganas de bañarme -cosa rara- ¡es que el cuarto de arriba parece horno! Pero resulta que como llegué de improviso no me llevé ninguna muda. "Ni modo, voy a tener que ponerme los mismos calzones" dije yo. "¡Ay no! ¡Cómo crees! Pérame que aquí tengo yo unos que están nuevos. No los he usado ¿eh?" Y ya fuí detrás de ella pensando que no me agradaba nada la idea de ponerme unos calzones de mi abuela, jajaja.
¡Y que los va sacando! ¡Eran rojos! He soltado una carcajadota nomás de verlos y doña Mary bien indignada: "¡Pos si no quieres llévate los mismos, mira tú!" "No no, ya. Me los pongo, no se enoje." Me metí a bañar y ella a preparar el desayuno. Cuando salí me quedé mirando el espejo de su ropero. Eran de esos calzones enormes como traje de baño de los 20's y rojísimos. Comencé a reírme de nuevo y ella me escuchó desde la cocina:
"¡Vas a ver, chamaca! ¡No sé qué te da tanta risa!"
"¡Es que abuela, parecen los calzones de Superman!"
"¡Pinche escuincla ya vente a desayunar!" pero sabía yo que también se estaba aguantando la risa por el tono de su voz.
Ya de vuelta con los dibujos esto es sólo una muestra de todo lo que hice en la semana... un bello autoretrato, un fragmento de Death Angel con diálogo improvisado y por último, una viñeta de "Los Díaz-Hernández" tira melodramática que se publicará mensualmente en la revista local "ELLA"