Crónica de un casi gran atraco...

Mi abuela me hace prometerle que ésta noche no me desvelaré. Bien, termino de pintar plastas a unos dibujos en open canvas, resuelta a ponerle mayor detalle mañana en la mañana y como a eso de la una me voy a la recámara. Aún no tengo sueño, así que me quedo una hora más dibujando en mi sketchbook hasta que poco a poco mis párpados comienzan a ponerse pesados. Con un suspiro dejo los lápices y la libreta en una silla mientras pienso: ¿Debería bajar mi mochila al cuarto donde estoy? Es que la computadora y demás chivas estaban en el piso de arriba. Naahh, ya tengo demasiado sueño. La casa está oscura y hay un silencio sepulcral.

El ruido de un trueno me despierta. Cuando abro los ojos está lloviendo y me pongo boca arriba en la cama. El repiqueteo de las gotas me arrulla un rato y estoy a punto de pegar el ojo de nuevo cuando en la oscuridad veo que alguien, una mano empuja la puerta hacia adentro. Las bisagras crujieron de forma leve y familiar... pero el que estaba entrando A MI CUARTO no era una persona familiar. "Es Hugo" me dije en un picosegundo, pensando que tal vez mi primo había entrado, pero no... entre las pestañas pude ver que la silueta avanzó con la luz azul de un celular a manera de antorcha. Y una décima después pensé: "Éste tipo no es mi primo" Me enderecé de golpe y el alien se asustó. Corrió fuera del cuarto, y subió por las escaleras de tres en tres.

- ¡¿QUIÉN ESTÁ ARRIBA?!

De tonta creería que el imbécil me iba a contestar. Escuché el correr del intruso en el segundo piso y un par de segundos después un golpe en el barandal de la terraza. Quería ir tras él por las escaleras pero me detuve a medio camino. ¿Y si habían más ladrones? No pude ni gritar, ni encender las luces, ni moverme. No pude hacer un carajo. Mi abuela se despertó y preguntó qué pasaba.

- Un hombre se metió en la casa.

Desperté al inquilino que vive con nosotros y así nos dimos cuenta que en el cuarto de arriba había un desorden. Mi mochila no estaba y la computadora estaba toda desenchufada, lista para llevarse. Don Pepe echaba humo, salí a la terraza y allí afuera, mojándose a la lluvia estaba mi mochila y demás cosas, Vaciaron el efectivo de mi cartera y la del inquilino, aunque todas las tarjetas y demás documentos estaban regados por el piso.

- Hijo de la chingada...

Llamé a la policía y llegaron en breve, no más de 10 minutos... pero no sirven para una puta cosa. Cuatro patrullas se estacionaron, había diez individuos dentro de la casa y afuera otros 20. Llegaron y ni siquiera dieron las buenas noches, ni siquiera preguntaron mi nombre, hasta Ratatouille se veía menos rata que ellos. Un cuerpo policiaco con sentido común tendría que haber peinado la zona con toda esa gente, pero no, todos ellos estaban en la casa, mirando de paso lo que había dentro.

- Pero no se llevaron nada... - "Nada de valor" alcancé a leer en los ojos del bobocop.

- Se llevaron $700 pesos de mi cartera, lo de la señorita y su memoria USB. - explicó Don José.

- Pero sólo fué un poco de efectivo. - respondió todavía el imbécil. - Además, hace una hora pasé por aquí y la puerta estaba abierta de par en par. Yo hasta me asomé. - ¡Y un demonio que te asomaste! ¡Hace una hora yo estaba despierta y la puerta estaba cerrada! Grité por dentro. - Debe tener más cuidado. - me miró, le-van-tan-do las cejas.

- Estoy segura de que la puerta estaba bien cerrada. - contesté seria. - Lo más seguro es que se haya metido por el balcón que da al callejón.

En efecto, así fué. El sinvergüenza entró por la ventana de Don Pepe, sacó su cartera, fué a la habitación de la computadora, la desconectó toda -a excepción del cable del monitor, que estaba atornillado al cpu y que forzó a lo bruto dejando el puerto superflojo como me pude dar cuenta después- y luego, al darse por vencido con la computadora, siguió con mi mochila... decidió tranquilamente sentarse en la otra terraza para vaciar las carteras bajo la lluvia. Tal vez se decepcionó de ver tan poco dinero, que el maldito tuvo el valor de bajar por las escaleras y meterse a mi cuarto. Allí fué donde lo sorprendí.

Le dije ésto a los oficiales y el condenado poli me echa una mirada displicente: "Qué pendejita eres" - Bueno, de cualquier forma, no les aconsejo denunciar ¿ven? Es mucho papeleo y sólo los hacen dar vueltas a lo tonto. Claro que ustedes pueden hacerlo si lo desean, es su derecho.

Se largaron y ni se despidieron. Son más inútiles que la primera rebanada del pan Bimbo. Me cago en ellos... detesto escribir con tantas palabrotas, pero debo sacar mi ira de alguna manera. No estaba asustada, de verdad que no, lo que tenía era la mar de coraje. De que el individuo se metiera A MI CUARTO. De que haya intentado robar MI computadora nueva... hay una mancha de lodo en la esquina superior derecha del monitor. El ladronzuelo tocó la pc con sus manos mojadas, aún se ven las marcas. Ayer estaba furiosa, pero hoy tengo miedo. Es de noche y estoy encerrada en mi cuarto con seguro escribiendo ésto. Mis hermanos vinieron hoy por la tarde para ayudarme a meter aquí el escritorio de la computadora. Volteo a ver a cada rato en dirección a la pared del piso de arriba esperando que se proyecten sombras, cada pequeño ruido me sobresalta. Esto es horrible.

Después de que los policías se fueron me metí a bañar, tan acalorada estaba. Pobre de mi abuelita, estaba supernerviosa y al borde del grito. Cuando salí, me puse a hablar tonterías con ella para calmarla, y de paso calmarme a mí también.

- El chasco que se debe haber dado el ladrón cuando abrió mi cartera.

- ¿Por qué?

- Porque a simple vista se ve bien gorda, pero lo más que tenía eran puras tarjetas de presentación y mi colección de boletos de cine... ¡pero el desdichado hasta se llevó el dolar que me regaló Nuny, jajajaja!

- Cabrón... ojalá que se le pudra el pene. - dijo mi abuela, soltando veneno. Y las dos nos echamos a reír. - Oye chaparrita, ¿y qué había en tu memoria?

- Un respaldo de todos mis cuentos. - sentí que la frente se me arrugaba. - Espero que éste pendejo borre en el acto todo lo que tenga la USB. No creo que sea un ladrón culto que se ponga a leer lo que hay allí. - pero yo con lo paranoica que soy, ya me imaginaba al desdichado fulano podrido en dinero con la venta de mis libros. Carcajada diabólica incluída.

Ya eran más de las tres y no podíamos tranquilizarnos. Me puse a dibujar y llené una doble página con puros sketches de El Señor de los Anillos. Orale, he descubierto que al estar enojada dibujo más rápido y chido. "Voy a subir esto a mi blog" pensé, asintiendo. "Pero va a ser difícil escanear todo ésto, mejor le tomo una foto"

Levanto la cabeza de golpe al caerme el veinte y mi abuela pregunta qué me pasa. Subo de nuevo por las escaleras, prendo la luz y reviso la mochila y demás pertrechos.

Me han robado también la cámara digital.
La que pagué en el transcurso de un año.


¡Me lleva la chingada!